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5 claves para superar un día laboral complicado
Índice
Un día laboral complicado es aquel en el que hay mucho por hacer y poco tiempo, o no hay tantas tareas, pero las pocas que hay son muy complejas y exigentes. Aplicando unos sencillos consejos se puede llegar a buen puerto.
Un día laboral complicado puede ser suficiente para arruinar el estado de ánimo de cualquiera. Hablamos del tipo de situaciones que requieren orden mental y cabeza fría para no terminar la jornada al borde de un colapso. A veces, la jornada de trabajo se complica sobre la marcha. Otras veces, sabemos de antemano que vamos a tener un día laboral complicado. En este último caso, hay formas de prepararse adecuadamente para resistir el embate y salir avante en medio de las dificultades.
Lo esencial es que durante un día laboral complicado tengamos la máxima concentración, nos organicemos de forma inteligente y mantengamos una actitud razonable. Sobre esa base, veamos cinco claves para que esas jornadas difíciles no traigan más complicaciones.
“Toda dificultad eludida se convertirá más tarde en un fantasma que perturbará nuestro reposo”.
Frédéric Chopin-
1. Eliminar el ruido y la multitarea
En un día laboral complicado es necesario eliminar las distracciones hasta donde sea posible. La primera de ellas viene dada por los ruidos. En particular, los que tienen que ver con notificaciones del móvil y llamadas que no vienen al caso. Lo mejor es apagar el teléfono y encenderlo solo a la hora del almuerzo o al finalizar la jornada.
Por otro lado, la multitarea no es una buena opción cuando se tienen asuntos complejos o urgentes entre manos. La consigna es enfocarse en las tareas, con base en las metas propuestas. Por lo tanto, no hay lugar para estar haciendo varias cosas a la vez. La mejor alternativa es realizarlas una a una, con los cinco sentidos puestos.
2. Dividir el día en bloques
Lo mejor es planificar el día con anticipación. Lo primero es definir con precisión qué se va a hacer. Luego, establecer cuáles son los componentes que integran esta actividad. Por ejemplo, si lo que se va a elaborar es el informe de fin de mes, los componentes serían las partes que contiene tal informe señaladas de forma explícita.
Cuando esto se tenga claro, lo que sigue es plantear bloques de trabajo que coincidan con cada uno de esos componentes. Lo más aconsejable es que ninguno de ellos sea de más de dos horas. Ese tiempo debe ser suficiente para terminar el componente o un porcentaje de este. De esta manera, se avanza de una forma más organizada y hay más motivación.
3. Trabajar en pequeñas parcelas
Una de las claves para sortear un día laboral complicado es administrar el tiempo de una manera eficiente. Esto equivale a realizar las actividades completas en un tiempo razonable y también dar lugar a pausas de descanso. Sin esto último, difícilmente se consigue lo primero.
La mejor manera de hacerlo es dividiendo las actividades en pequeñas parcelas. La técnica Pomodoro es muy adecuada en estos casos. De lo que se trata, en todo caso, es de enfocarse en la actividad durante 25 minutos continuos y luego descansar durante cinco minutos. Cada vez que se completen cuatro ciclos, el descanso debe ser de 15 minutos. Esto ayuda a regular la energía disponible.
4. Ignorar las tareas pendientes para otras fechas
Que uno tenga un día laboral complicado no significa que el mundo se detenga para dejarnos trabajar a gusto. Esas jornadas en las que hay que realizar actividades cruciales no eliminan el hecho de que también aparezcan pequeñas tareas pendientes que no tienen que ver con lo que se está haciendo.
Es muy importante que al comienzo del día se tengan claros los objetivos que se pretenden alcanzar. Cuáles son las actividades que sí o sí deben completarse y cuáles son los aspectos fundamentales de las mismas. En todo momento se le debe dar prioridad a eso. Si se filtran otros pendientes, lo más indicado es ignorarlos por completo.
5. Enfocarse en cumplir y no tanto en ser meritorio
Lo ideal es realizar el trabajo con excelencia, pero en un día laboral complicado quizás esto no sea posible. Estas jornadas no son las más adecuadas para sacar a relucir el perfeccionista que llevamos dentro. Si lo hacemos, corremos el riesgo de quedarnos mucho tiempo en los detalles y tener que correr al final.
El propósito central es cumplir, no ganar una medalla. Lo fundamental es culminar cada tarea con la satisfacción de haberla hecho. Quizás después tengamos tiempo para pulir o perfeccionar, pero lo recomendable es centrar la atención en terminar las tareas propuestas.
Un día laboral complicado se vuelve mucho más sencillo cuando aplicamos estos consejos. Al final, resulta muy satisfactorio encontrarnos con que logramos hacer todo lo planeado, cumplimos y quizás estamos un poco cansados, pero ya superamos el desafío.
Fuente/ La mente es maravillosa.