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Por qué los NFT podrían morir desangrados por su propio «hype»
Los NFT tienen enredado en torno al pescuezo un «hype» de dimensiones colosales y ello resulta sumamente problemático para esta tecnología.
Desde hace algunos meses los denominados tokens no fungibles o NFT están en boca de todos. Se supone que con los NFT es posible convertirse en millonario de la noche a la mañana mediante la venta de coloridas imágenes que no tienen a bote pronto demasiado valor artístico.
Los NFT tienen enredado en torno al pescuezo un «hype» de dimensiones colosales y ello resulta sumamente problemático. Al fin y al cabo, cada vez que emerge un «hype» en el horizonte se apodera de la gente el FOMO (Fear of Missing Out) y ello se traduce en millones de personas dispuestas a surfear la ola cuando ni siquiera saben nadar con mínima soltura.
El «hype» emanado del vientre de los NFT significa que en LinkedIn, Instagram, Twitter y otras plataformas 2.0 somos bombardeados con promesas, rumores y consejos no del todo de atinados sobre un tema muy complejo que acaba en consecuencia revistiéndose en consecuencia de una gruesa pátina de incertidumbre.
No toda la información sobre los NFT que se abre paso en nuestros «timelines» es, no obstante, de naturaleza mediocre. En las plataformas 2.0 hay personas realmente versadas en los NFT y dispuestas a traspasar su conocimiento. Sin embargo, el ruido ensordecedor provocado por este concepto (maridado con una buena dosis de conocimiento que es conocimiento solo a medias) deja en el paladar un regusto amargo que se mueve a caballo entre la desilusión y la desconfianza.
Y es una pena porque la gente tiene una imagen a todas luces equivocada de los NFT. Espoleada por codiciosas corporaciones ávidas de llenar hasta la bandera sus arcas y de millonarios estúpidos que se valen de los NFT para vanagloriarse de su inmensa fortuna, la gente de a pie cree (con toda la razón) que algo huele a chamusquina en los ubicuos tokens no fungibles y reacciona con más escepticismo que otra cosa a esta tendencia, denuncian Johannes Ehrenwerth y Jens Taubert en un artículo para W&V.
Pero, ¿por qué es tan gigantesco el «hype» que brota de los NFT? ¿No deberían copar todas las miradas única y exclusivamente aquellas innovaciones realmente útiles y aceptadas de manera instantánea por todos los usuarios? ¿O es que quizás los NFT son mucho más que imágenes pixeladas comercializadas a precio de oro?
El «hype» que aletea furiosamente en torno a los NFT hace mucha pupa a esta tecnología
Para entender mejor lo que son los NFT deberíamos fijar la mirada en el nombre de este irresistible «hype». Y es que cuando hablamos de tokens no fungibles, hablamos de objetos virtuales que representan algo único y que no son, por ende, intercambiables. Puede sonar baladí y casi estúpido, pero el carácter no intercambiable de la NFT es lo que realmente marca la diferencia.
En la era más primegenia del del blockchain existió el token fungible. El bitcoin es el token del blockchain del mismo nombre y todos los bitcoins son intercambiables entre sí. O lo que es lo mismo, todos los bitcoins tienen idéntico valor, independientemente de su procedencia. También los euros son tokens mutuamente intercambiables porque su valor está a expensas de valores fijos. 50 euros serán siempre 50 euros, ya tengamos un billete de 50 euros en nuestros bolsillo o cinco billetes de 10 euros.
Las cosas cambian, no obstante, cuando hablamos de tokens no intercambiables. Un token no fungible es único en el blockchain del que forma parte y puede ser invariablemente atribuido a la cartera de su propietario.
El NFT es una suerte de etiqueta invisible de rastreo. Y esta etiqueta, que almacena información, puede ser adosada a todo tipo de contenido digital (imágenes, vídeos o archivos de audio). De esta forma, el contenido en cuestión es almacenado en el blockchain correspondiente acompañado de su pertinente etiqueta de rastreo (NFT) y esa etiqueta que está vinculada a la cartera del dueño de manera que resulta visible a todos aquellos que toman parte en el blockchain.
La verdadera razón por la que los NFT se han convertido en semejante «hype» es porque internet está cambiando gracias a la posibilidad de atribuir datos de manera inequívoca a determinadas fuente. Los derechos de «copyright» pueden ser establecidos con mucha mayor precisión cuando están adecuadamente almacenados en el blockchain. Y de esta manera queda garantizado que los contenidos de naturaleza digital puedan ser revestidos de valor real por primera vez en la historia de la red de redes.
Los NFT están, no obstante, aún en su más tierna infancia, puesto que apenas hay regulaciones al respecto y el mercado de arte digital que esta floreciendo al calor de esta tendencia parece a bote pronto tan confuso como irritante.
Pese a que el uso que está haciendo actualmente de los NFT deja bastante que desear, esta tecnología (a la que tanto daño está haciendo el runrún nacido de sus entrañas) desempeñará probablemente un rol de primer orden en nuestras vidas en el futuro. Y entonces no hablaremos de «hype» sino de una innovación de naturaleza transformadora, concluyen Ehrenwerth y Taubert.