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Fundación IDA: Te mostramos cómo trabajan los custodios del diseño argentino de todos los tiempos
Wustavo Quiroga, presidente de Fundación IDA, junto a la directora de prensa, Maia Güemes, y Mora Caraballo, coordinadora general.Daniel Karp
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Visitamos la organización que difunde una fecunda historia de más de cien años y busca transformar su impresionante colección en museo.
El diseñador industrial Wustavo Quiroga (40) recorre las estanterías metálicas de Fundación IDA (Investigación en Diseño Argentino) mientras lee las etiquetas de cientos y cientos de cajas rojas y negras que catalogan el trabajo de los arquitectos Mario Roberto Álvarez, Ricardo Blanco y César Jannello; los diseñadores de indumentaria Sergio De Loof y Jessica Trosman; el empresario Torcuato Di Tella, y empresas como YPF, por nombrar unos pocos ejemplos.
“Que haya archivo es una manera de que exista memoria”, afirma Quiroga, presidente de esta organización sin fines de lucro dedicada a la recuperación y puesta en valor del diseño nacional en todas sus áreas, que cuenta con una de las diez mejores colecciones de diseño gráfico del mundo, según la última edición del libro La Historia del diseño gráfico, de Jens Müller (Taschen), y con uno de los archivos generales más grandes de América Latina.
Quiroga da la espalda a los más de un millón de documentos que recopila IDA para bajar de un estante la silla ‘Eutopia’ del consagrado diseñador industrial Francisco Gómez Paz, que en 2020 ganó por este diseño hecho de principio a fin en Salta el codiciadísimo Compasso d’Oro, otorgado en Italia. Acto seguido, señala el prototipo original de la BKF, donación de la hija de Antonio Bonet, uno de sus creadores.
“Muchos no saben que esta silla famosa internacionalmente se hizo en la Argentina. Algo que nos motiva es hacer entender en el mundo que existen más de 100 años de diseño en nuestro país”.
Un largo (y ambicioso) camino
Los hoy 30 integrantes de Fundación IDA gestan una colección cultural que expone, para ellos, el “orgullo argentino”. Quieren dejar herencia, ser un punto de partida para las nuevas generaciones y fundar, a futuro, un museo de patrimonio social.
«Empezamos el trabajo en 2013, pero recién en 2018 nos presentamos al público. Buscábamos salir sólidos y con capacidad de responder. No queríamos espoilear la película’.»
Wustavo Quiroga, presidente de Fundación IDA
Quiroga y Raúl Naon (vicepresidente) trabajaron durante seis años en la sombra junto a un equipo prestigioso de consultores argentinos en el que participan, entre otros, el diseñador industrial Hugo Kogan, el diseñador gráfico y tipógrafo Rubén Fontana, el asesor en diseño y comunicación Norberto Chaves, la licenciada en Bellas Artes Gabriela Baldomá y las referentes del diseño de indumentaria Susana Saulquin y Kika Tarelli.
Eco internacional
Desde entonces, “pasó de todo”. Viajaron a Buenos Aires curadores del MET; el director del MoMa, Glen Lowry, y en breve llegarán alumnos de la Universidad de Columbia, que vuelan desde Nueva York para conocer el archivo y usarlo como disparador de proyectos.
“Tuvimos mucha recepción a nivel internacional porque el catálogo es inédito”.
IDA trabaja con curadores de todas partes del mundo a fin de producir contenido en cascada. “
Ellos arman muestras y libros con los documentos que compartimos, lo que desencadena que nuestro diseño se cuele en todos lados: desde la participación de argentinos en la Bienal Iberoamericana de Diseño, El libro Intermitencia. Diseño mendocino, y el ya mencionado La Historia del diseño gráfico, para dar ejemplos concretos”.
Grandes historias nacionales
Gracias al acervo patrimonial y a una fuerte proactividad, Quiroga logró, por ejemplo, recuperar la tradicional fábrica de vajilla Colbo, fundada en Mendoza en 1950 por la ceramista Colette Boccara, pareja del arquitecto César Jannello, creador de la silla ‘W’. “Cerró en los 80 y quedaron muchas piezas sin realizar. La pude poner de nuevo en movimiento junto a un par de socios en 2007, después de una larga tarea de investigación y trazabilidad. Hoy, la empresa exporta parte de su producción”, detalla Quiroga.
Y agrega un dato de color: Colbo diseñó la vajilla del restaurante Colette (ubicado frente a la Facultad de Derecho, en el anexo del Museo de Bellas Artes que había proyectado Jannello en los 60) con tramas que Boccara no llegó a producir y que fueron rescatadas del archivo. El mobiliario lo aportó María Jannello, nieta del arquitecto argentino, quien guiada por Quiroga fundó Jannello Editora, en donde crea piezas que fusionan el contexto histórico y el diseño contemporáneo.
“Cada objeto tiene algo que contar. Si un plato era de una fábrica recuperada, antiguamente propiedad de mujer mendocina que buscaba arcilla en la alta montaña para procesarla procesaba, y tiene una trama que quedó sin producirse, entonces cobra más valor”, nos explica el presidente de IDA, que también creó la Fundación del Interior en Mendoza, a través de la cual se rescataron más de 700 obras de arte, diseño y escultura local.
El píxel material hecho en Argentina
En IDA también reconstruyeron el sistema Fototrama, inventado en 1963 por Eduardo Joselevich y Fanny Fingermann, que consistía en una suerte de píxeles plásticos de colores usados para producir carteles de gran tamaño. “Es el famoso prepíxel o píxel material. Rastreamos el taller que había hecho la inyección del plástico y nos encontramos con el hijo del operario. Junto a él y a Fingermann volvimos a armar los carteles”, cuenta Quiroga.
La revalorización de Fototrama se exhibió en el Teatro San Martín, en 2019. Asimismo, se montaron exhibiciones en homenaje a Ricardo Blanco, en la casa de Victoria Ocampo; a las diseñadoras mujeres, en el Centro Cultural Kirchner, y al artista multifacético Sergio De Loof, cuyas piezas fueron rescatadas del under para lucirse en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
Este rescate de la historia nacional es una de las claves que más atrapa al público de la fundación. “El romanticismo de lo propio genera un acercamiento muy grande hacia nosotros, al margen de que hay ingresos especializados desde áreas como la joyería, etc.”, cuenta Quiroga. Con esa esperanza y un trabajo patrimonial arduo, desde IDA sueñan con incentivar al empresariado a recuperar la responsabilidad social, una iniciativa que, dicen, promovieron en otras épocas filántropos como Torcuato Di Tella.
“Entran una enorme cantidad de donaciones por día: familiares de autores, de coleccionistas, de personas de a pie. Es impresionante lo que sucede. La necesidad social de reconstruir es imperiosa”
El primer golpe de efecto está dado. “El proyecto es una buena excusa para creer en la Argentina”, concluye el presidente de la fundación que el año próximo cumplirá la primera década de un largo camino por delante.
Fuente/ La Nación.